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Inversión en una startup: Las seis grandes fases

Toda idea negocio, por muy brillante que sea, necesita financiación para llegar a convertirse en realidad. Sin un respaldo económico adecuado, ese proyecto empresarial se quedará en el papel. Por lo cual, tanto para las startups como las PYMES, es muy importante conseguir financiación a lo largo del desarrollo de la empresa.

Casi todas las startups pasan por un proceso de financiación que se divide en seis fases. En cada una de ellas aumenta la financiación, y también el propio valor de la empresa. Lo hemos dividido en 6 etapas que vamos a desgranar a continuación:

 

1. Fase inicial de la idea: financiación del fundador

Cuando la idea de negocio está echando a andar, es el mismo fundador o emprendedor el que financia su desarrollo. Unos pequeños ahorros, una inversión anterior o una indemnización por despido suelen ser en este momento la fuente de financiación, normalmente de no más de 30.000 euros. En este momento el emprendedor es el dueño del 100% de la empresa.

 

2. Llega el cofundador

Más tarde o más temprano el fundador de la startup deberá buscar ayuda para sacar todo el trabajo adelante. Ese primer socio debe tener una motivación poderosa para involucrarse en el proyecto. Lo normal es que comparta la visión y el entusiasmo del fundador, pero también hay que compensarle adecuadamente por los riesgos que asume. Por eso lo habitual es dividir el capital en dos, de tal forma que cada socio fundador posee el 50%. Si se hace otro reparto en el que el socio recién llegado recibe menos de la mitad del capital, se corre el riesgo de que se desmotive y no se involucre al máximo en el proyecto.

 

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3. Inversores del entorno: familia y amigos

A medida que las necesidades de financiación crecen, se hace necesario conseguir un pequeño colchón que asegure la viabilidad de la startup durante unos meses más. En ese momento, los socios fundadores recurren a las personas de su entorno: familiares, parejas, amigos y contactos profesionales de confianza. Este grupo de pequeños inversores se denomina en inglés FFF: friends, family and fools.

La cantidad que puede aportar cada uno de esos inversores es pequeña; lo que cuenta es el total alcanzado, que puede ser vital en este momento. Con la llegada de nuevos inversores, también hay que reajustar el reparto del capital. Los FFF representan entre el 5 y el 10% del capital. Aquí también suelen entrar en juego las stock options, una estrategia para involucrar a los primeros empleados, que en ocasiones trabajan gratis o por un salario bajo. Las stock options pueden suponer en torno al 20% del capital.

 

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4. Capital semilla: los business angels

La siguiente ronda de financiación de la startup se plantea en esta ocasión como objetivos a los inversores fuera del entorno, con mayor capacidad económica.

Es hora de recurrir al capital semilla, en forma de business angels. Otra opción en este momento son las incubadoras o aceleradoras. El business angel, además de realizar una aportación económica, actúa como mentor. El control de los socios fundadores sobre el capital se sigue repartiendo, puesto que el business ángel también pedirá su parte, variable en función de la inversión. El business angel está interesado en recuperar su inversión, por lo que en ocasiones demanda también ser parte activa en la toma de decisiones de la empresa.

 

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5. Venture capital

La siguiente fase de financiación es la ronda de capital riesgo o venture capital. En este momento la startup ya debería estar en pleno funcionamiento y con un producto terminado, obteniendo ingresos.

En función de la startup y la inversión, la firma de venture capital controlará entre un 25 y 30% de la empresa.

 

6. Salida a bolsa

Tras realizar varias rondas de financiación (series) a través del capital riesgo, el siguiente paso es la salida a bolsa. Antes de cotizar a bolsa, una oferta de acciones a disposición del público puede ser otra vía de financiación. La salida a bolsa implica también un mayor escrutinio y control de todas las actividades de la compañía.

Durante todo este proceso el fundador inicial va a ver cómo el 100% del capital que controlaba va disminuyendo progresivamente: primero a un 50%, luego a algo más del 35%, a un 20%…Pero aunque disminuya el control, también aumenta el valor de la empresa.

Por eso cabe hacerse la pregunta: ¿Prefiero controlar el 100% de una empresa que vale 100.000 euros? ¿O el 20% de una empresa que vale 5 millones de euros?

 

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